viernes, 26 de marzo de 2010

Lo que éramos y en lo que nos convertimos…

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"Se acomodó en uno de los sillones y, como en el cumpleaños de la adolescencia, los varones quedaron sentados de un lado y las mujeres del otro. Casi todos sus vecinos estaban en el edificio desde antes que él. Sin embargo, Andrada poseía la unidad mejor cotizada de las trece y eso le daba a la vista de sus vecinos un poder especial. Su mujer no llegaba a comprender por qué él, que se despreocupaba de todo lo que fuera la vida doméstica, en cambio concurría con asistencia perfecta a las reuniones del consorcio. Andrada disfrutaba de ese respeto que le tenían los vecinos. Le gustaba ver cómo médicos, ingenieros, directores de colegios, lo escuchaban con respeto, apoyaban sus propuestas y obedecían sus decisiones. Siempre pensaba que si hubieran visto la casa en la que se había criado ni siquiera le habrían dejado sentarse en ese sillón. Esta vez, mientras miraba el rostro de cada uno de ellos, pensaba en Daiana, en sus piernas desnudas en el asiento del acompañante. Se veía a él mismo con su auto en medio de la villa. Ninguno de esos rostros amables entendería absolutamente nada."

 

La novela, V premio Tusquets Editores de novela, refleja una realidad de un grupo social que se ha convertido en juez moral de la sociedad, los que se hicieron ricos gracias a la especulación financiera e inmobiliaria y contratos fraudulentos con el Estado., La historia te hace reflexionar sobre una sociedad que se mueve entre una miseria denigrante y la opulencia desvergonzada. Aunque desarrolla en Buenos Aires, no he podido evitar encontrar grandes semejanzas con cierto sector de la sociedad española.

Sergio Olguín dice que escribe rápido para que se lea rápido que es como le gusta que se lean sus libros. Realmente lo consigue, el libro tiene una lectura rápida y la historia engancha desde la primera página. Un libro ligero, tan sólo 183 páginas, pero jugoso y entretenido.

Es la primera novela que he leído de Sergio Olguín pero no será la última. Un gran descubrimiento.

4 comentarios:

Jose dijo...

Para alguien que le gusta la lectura como a mi siempre se agradece que te aconsejen y te diga de que va el libro.
Este tiene buena pinta,cuando encuentre el otro y lo lea,ire a por este.Yo visito el blog de La Biblotecaria Emboscada,ahi hablan de libros y aconsejan.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias por la recomendación, Anjanuca.

Que dsifrutes el siguiente también.

Muxuku bat. Hitzaren bukaera oraintsu asmatu dut zure lurraldea kontuan izanda./ He inventado el final de la palabra ahora mismo pensando en tu tierruca.

Pero me suena muy bien: Muxuku.

Cantares dijo...

Creo que hay un sector de la sociedad que se puede encontrar en cualquier ciudad del planneta.
Gracias!
Besos

Almudena dijo...

Tomo nota del blog, José Manuel. Aunque no sé si es buena idea porque tengo la "mesa de pendientes" y el cuaderno de "próximas compras" que no dan a basto :)

"Muxuku", me ha gustado. A partir de ahora esta palabra queda para las dos.

No sé si en todo el mundo, Cantares, pero en España tengo claro que sí. Puedo sustituir en la novela los nombres de calles bonaerenses por calles españolas y el libro no cambia en nada.

Besucos a todos. Buen fin de semana.