miércoles, 24 de agosto de 2011

Miss Italia cultural.

Llevo todo el día riendo a papo lleno. Os cuento.

Parece ser que la organización del concurso de Miss Italia no quiere que sus representantes sean ejemplo de cuerpos anoréxicos y cerebros huecos. De momento y para lo de la anorexia han vetado a todas aquellas mujeres que estén por debajo de la talla cuarenta o que hayan pasado por el cirujano. Hasta aquí nada que reprochar, más bien todo lo contrario, aplaudo la decisión.

Pero ahora viene lo bueno.

Dicen los organizadores del certamen que las futuras misses son ejemplo para el resto de las jóvenes italianas y por lo tanto deben de dar ejemplo de “gracia y pudor”. No sé vosotros pero yo no veo el desfile con trajes al más puro estilo Princesa de Eboli.

La organización quiere que sus misses se parezcan a (sic) “muchachas” como Sofía Loren o Lucía Bosé. La verdad, llamar muchachas a dos mujeres que hoy en día son señoras, y que en sus años brillantes nunca me parecieron “muchachas” sino más bien “mujeres de armas tomar”, no sé pero me parece un desacierto, por no decir un insulto, por parte de los organizadores. Pero es que además la comisión de Miss Italia no perdonará el poco pudor y las mujeres transgresoras. O sea, igualito, igualito que Sofía Loren y Lucía Bosé, jajajaja.

Y ahora lo mejor de todo.

Las nuevas reglas para presentarse a Miss Italia “recomiendan” a las candidatas leer periódicos y leer al menos tres libros al año. Supongo que “recomiendan” y no “exigen” más que nada para asegurar que las próximas ediciones se celebren. A un amigo esta idea le parece estupenda y él propone que los próximos candidatos al Premio Planeta desfilen en bañador.

Aunque parezca increíble hay más. Para que las misses no pierdan el tiempo con dudas de qué leer (recordad que sólo disponen de doce meses para la exagerada cantidad de tres libros) la organización recomienda tres títulos: “Ana Karenina” de Tolstoi, “Madame Bovary” de Flaubert y “Orgullo y prejuicio” de Austen. No se quejen las futuras misses que podría haber sido peor, al menos nadie se acordó de “Guerra y Paz” de Tolstoi. Además los tres libros que les han recomendado han sido llevados a la gran pantalla, vamos que… Eso.

Y, por último, recuerdan los organizadores que “el hambre engorda y el ayuno es peligroso”. 

Está decidido. Si me da tiempo a cambiar de nacionalidad este año me presento: tengo la talla cuarenta, leo más de tres libros al año y la prensa diariamente, y disfruto como una loca comiendo un buen chuletón así que gano seguro. ¡Ainch, no! Que me olvido de la parte de transgresora y pudorosa.

Una lástima, ellos se lo pierden. RisotadasRisotadasRisotadas 

jueves, 18 de agosto de 2011

¡¡Que llegue noviembre, por favor!!

Es triste decirlo pero, al final, donde mejor se está en agosto es en la oficina disfrutando del maravilloso invento del aire acondicionado.

Os dejo una zamba de Les Luthiers que va "como anillo al dedo" par estos calores.

Deshidratada

jueves, 11 de agosto de 2011

El mundo de los hijos.

Hace tiempo que estoy registrada en un foro de lectura donde hay unas personas excelentes. Personas con las que comencé compartiendo la afición a la lectura y que, sin darme cuenta, ha llegado a ser muy importantes para mí.

Por causas personales y laborales les he tenido bastante abandonados últimamente pero ahora, que por fin las cosas van tomando el curso que tienen que tomar, he regresado a ellos con la alegría del que regresa a casa. Ha sido tanto el tiempo que he estado alejada que llevo unos días merodeando por los diferentes apartados del foro (libros, música, cumpleaños, arte, humor…) para ponerme un poco al día de las cosas que han ocurrido durante mi ausencia.

Hoy, en uno de esos apartados he encontrado un artículo de Leopoldo Abadía que me ha encantado por su sensatez. Y así de pronto me he acordado de todos los que soléis entrar a esta casa y he pensado que debía mostrároslo.

Ahí va, a ver qué opináis.

"Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos.

Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios les coja confesados".

Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.

En muchas de mis conferencias, se levantaba una señora (esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que me a mí me hace tanta gracia: "qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?"

Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir "qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?"

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido:

"Y a mí...¿¡ qué me importa?!"

Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.

Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho.
Pero qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:

1. La guerra civil española

2. La segunda guerra mundial

3. Las dos bombas atómicas

4. Corea

5. Vietnam

6. Los Balcanes

7. Afganistán

8. Irak

9. Internet

10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro.

Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar?...¡ Si no se lo podían imaginar!

Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante:

Intentar darme una muy buena formación.

Ysi no la adquirí, fue culpa mía.

Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depresión y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.

A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama "buena gente".

Porque si son buena gente harán un mundo bueno.

Por tanto

Menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación:

que sepan distinguir el bien del mal,

que no digan que todo vale,

que no miren para otro lado ante la corrupción,

que piensen en los demás,

que sean generosos. . . .

En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.

Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven vasca con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho...

"qué hijos íbamos a dejar a este mundo".

O sea que a esa señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar...

Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres.

Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.

Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.

Pero lo fundamental es lo otro:

Los Padres.

Ya sé que todos tienen mucho trabajo,

que las cosas ya no son como antes,

que el padre y la madre llegan cansados a casa,

que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva,
que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado.

Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.

Leopoldo Abadía

P. D .

1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.

2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.

3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles."

martes, 9 de agosto de 2011

El mundo en que vivimos.

Jóvenes que utilizan la violencia para desahogar sus frustraciones. El Ibex no levanta cabeza. Tragedia mundial por la muerte de Amy Whitehouse. Jo, tía, he visto unos pantalones “guai” y no me los puedo comprar. La venta de inmuebles cae en picado. Otro año más sin salir de vacaciones. El sector farmacéutico en grave situación. Un helicóptero militar abatido por quienes iban a matar. Personal de tierra de los aeropuertos se ve forzado a la huelga por su trágica situación económica. ¿Qué hay para comer?, verdura, ¡Qué asco! Beckan se tatúa el nombre de su hija. La eurocámara marcada por la crisis. Polémica por la maternidad de una ministra lesbiana. Mis padres no me quieren comprar la XP. Disturbios en Londres paralizan el futbol. Cuando el dinero no entra por la puerta, el amor salta por la ventana: aumenta el número de matrimonios rotos. Tira esa manzana, tiene un golpe. Los ayuntamientos se asfixian por apretarse el cinturón. Alquilar una habitación para venir a Madrid a ver al Papa cuesta 1.600 (Mil seiscientos) euros. La audiencia no sube. Los comercios soportan las peores rebajas de los últimos años. Un estudio demuestra que los chimpancés son generosos.

La situación es más que preocupante.

 

Se nos debería de caer la cara de vergüenza.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Historias de amor – Bioy Casares

 bioy

"Historias de amor" es un libro pequeño que recoge 18 cuentos que tienen en común la relación amorosa tratada desde diferentes situaciones: la defensa de la intimidad mediante un crimen, la supervivencia de una mujer en la memoria de dos rivales, una situación esperada durante mucho tiempo arruinada por una frase, dos amantes enemistados que se reconcilian después de cien años...

Me ha encantado el derroche de imaginación, la destreza para describir las situaciones y el uso finísimo del humor y la ironía (he tenido momentos de llorar de risa. Un día no pude contener las carcajadas mientras comía un menú en el bar que hay debajo de la oficina y me miró todo el mundo).

Ya estoy deseando empezar el siguiente. Me ha enamorado Bioy Casares.

Si alguien se anima, es una estupenda opción para meter en la maleta estas vacaciones.