martes, 30 de junio de 2009

Persona.


No pudo evitar sonreír con ironía cuando el policía del aeropuerto le entregó el pasaporte con expresión amistosa y le deseó una feliz estancia. Hacía ya cinco años que había regresado a su país, después de haber trabajado duro para dar una vida mejor a su hijo. Aún recordaba esas largas horas de sol abrasador debajo de los plásticos recogiendo tomates, y las jornadas de diez horas sobre un andamio, y todos esos pequeños trabajos sin contrato que hubo entre los tomates y el andamio.

Y aquí se encontraba de nuevo, esta vez de visita. Venía a ver a su hijo que estaba estudiando en una universidad que llaman “Complutense”. ¡El primer universitario de la familia! Se le llenaba la boca al decirlo, tenía necesidad de decirlo en voz alta: El primer universitario. Los años duros y el esfuerzo había merecido la pena. No podía evitar estar orgulloso.

La ciudad era la misma: las mismas calles, la misma gente, las mismas tiendas, los mismos parques… La única diferencia era que ahora todo eran felicitaciones, buenos deseos, y gratos recibimientos. Se había convertido en un turista que venía a ver a su hijo, estudiante de ese programa “Erasmus”. Había dejado de ser un inmigrante, un invasor, un maleante, un problema y, de repente, se había convertido en una persona. Cómo cambiaba una palabra la vida.

De nuevo, no pudo evitar sonreír con ironía.




Foto: Rarindra Prakarsa
Música: "No me llames extranjero" - Rafael Amor.

sábado, 27 de junio de 2009

Sergio Bustos y "Cuarentena Ensemble".


Hay tonadas que enhebran los silencios
y el silencio se convierte a la música.

(Mario Benedetti – Vivir adrede)



Son las dos de la madrugada, acabo de llegar a mi casa acompañada de notas de guitarra, flauta de pan, chelo, piano y violín. Llego abrazada por una voz cálida y envolvente, una voz que surge de lo más profundo del corazón para convertir las canciones en poemas. Son las dos de la madrugada y no puedo dormir, estoy borracha de felicidad.

Traigo conmigo esta madrugada esa euforia, esa sensación de plenitud, que siempre me da el éxito y el justo reconocimiento de las personas a las que quiero porque me da la gana y que se han ganado mi respeto porque trabajan y luchan por todo aquello que sienten y creen.

Esta tarde, bueno a estas horas lo lógico sería decir que ayer por la tarde, en el auditorium del Palau March de Palma de Mallorca la música ha vuelto a movilizar las almas gracias a grandes artistas:

- Sergio Bustos, poniendo voz y alma a las palabras.
- Alfredo Oyaguez, la fuerza del piano.
- Leo Juanes, la sensualidad de la guitarra y el fastidio de los arreglos.
- Andy Smith, la caricia del cello.
- Byron Wallis, la dulzura del violín y la flauta de pan.

Han dado lo mejor de sí mismos para llevarnos al corazón de Argentina. Nos han recordado a los grandes: Mercedes Sosa, Rafael Amor, Atahualpa Yupanqui, Alberto Cortez, Gardel.

Sergio, Leo, Alfredo, Andy y Byron han triunfado. Estoy tan excitada que no puedo describirles, no sé expresar, todo lo que me ha pasado por dentro cuando he visto que todo el público se ha puesto en pie para aplaudirles con fuerza y calidez, cuando han pedido más porque ha sabido a poco. ¿Cómo se describe la fuerza de ese silencio que invade una estancia para presentar el mayor de los respetos? No lo sé, pero hoy lo he sentido.


Sergio, Leo y Byron.

Leo y Andy.

Byron y Alfredo.

jueves, 4 de junio de 2009

Coplas de la Galerna del Sábado de Gloria - Pedro Gutierrez.

Detenga su curso el sol – y la luna su carrera,
estremézcanse los montes – tiemblen sin cesar las sierras.

Que el año setenta y ocho- Sábado Santo encomienza
a referir los estragos – de toda la costa entera.

En los puertos referidos- señores, voy a empezar
a contar grandes estragos – que a todos harán temblar.

En puerto de Santander – cincuenta y dos marineros
peleaban con las olas – sepulturas de sus cuerpos.

En Colindres, los veintiocho – que salieron a pescar
se quedaron sepultados – entre las olas del mar.

En Laredo, treinta y seis – quedaron entre las olas
memoria les ha quedado – del Sábado Santo de Gloria.

En Algorta, padre e hijo – que salieron a la mar,
quedaron entre las olas - ¡Qué desgracia tan fatal ¡

En Bermeo, ochenta y cinco, – cuarenta y nueve, Echanove,
en Mundaca, quince, perdieron – las vidas allí los pobres ( … )

Estas son Ocho de las veinticinco coplas del pliego que se vendía en plazas y mercados para recaudar fondos destinados a las familias santanderinas con víctimas de la galerna del 20 de abril de 1878 en la que perdieron la vida más de trecientos pescadores cántabros y vascos.

Cuadro de Pancho Cossío:
"El bergantín redondo" (óleo sobre lienzo - 1949)

lunes, 1 de junio de 2009

Injusticia.

Retiró el edredón lleno de rabia, saltó de la cama, se puso las zapatillas y bajó malhumorado a desayunar.

Entró en la cocina con cara de pocos amigos, dio un beso de mala gana a su madre y se sentó esperando la taza de Cola-Cao caliente que todas las mañanazas le ponía en la mesa junto a sus galletas favoritas. Hoy mamá le miraba con sonrisa burlona, no sabía qué le hacía tanta gracia desde luego él no tenía ganas de reír.

Era injusto, muy injusto. ¿Acaso no se había portado bien toda la semana? Vale, de acuerdo quizás había hecho rabiar un poco a su estirada hermana, Claudia, pero era verdad, le habían puesto el nombre de una ciruela. Y además, tampoco era para tanto. Haberse reído del nombre de su hermana no era tan grave como para merecerse esto.

Sólo le faltaban diez euros para poder comprarse el nuevo juego de la PSP, sólo ¡Diez tristes euros! Diez euros, ¡sólo quería diez euros! Había dado mil vueltas en la cama, nervioso, soñando con esos diez euros. Y ¿qué es lo que tenía? Una caja de pinturas “Alpino”. ¡Una caja de pinturas! Pero ¿para qué demonios necesitaba él una caja de pinturas? ¿Alguna vez le había visto alguien dibujar? Pues eso, que no.

Mojó una galleta en el Cola-Cao, la sacó de la taza y cuando iba a morderla se detuvo lleno de rabia y gritó: ¡Tacaño de mierda! ¡Una caja de pinturas!

Estaba decidido: el próximo diente lo tiraría a la basura. No quería volver a saber nada del ratoncito Pérez ni de ningún otro maldito roedor.

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