Un amigo mallorquín me contó una leyenda muy simpática sobre el Puig de ses bruixes, una pequeña montaña que puede verse de camino por la carretera de Llucmajor a Algaida.
Parece ser que esta montaña estaba habitada por una gran población de brujas bastante traviesas, que se pasaban los días gastando bromas a los vecinos de la zona. Una de esas bromas consistía en hacerse invisibles cuando algún lugareño pasaba con su carro. Volando hacia él, se subían todas en la parte trasera del carro y así con el peso impedían que se moviese. Las ruedas se atascaban y el pobre vecino era incapaz de saber qué estaba pasando. Mientras ellas se lo pasaban de lo lindo.
Llegó a oidos del Rey Jaume lo que las molestas vecinas estaban haciendo y éste se dispuso a acabar con estas bromas pesadas. Acompañado de un sacerdote y u monaguillo se dirigió hacia el pico de la montaña, lo que asustó bastante a las brujas, y colocó una cruz lo que provocó que las brujas se fuesen para siempre.
Cachondas las vecinas ¿no?.
domingo, 29 de junio de 2008
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