viernes, 27 de junio de 2008

EL Bibliobús.

La semana pasada la lectura “Una lectora nada común” de Alan Bennett me trajo a la memoria un recuerdo muy grato: el del bibliobús que una vez a la semana acercaba los libros a mi pueblo.

Así que este viernes he decidido que le dedico esta entrada a todas esas bibliotecas móviles que acerca la cultura a todo el mundo.


Allá por el S. XIX, Samuel Brown, creó unas bibliotecas itinerantes en Escocia que disponían de unos cincuenta volúmenes que se depositaban en los pueblos en los que había alguna persona que se pudiese responsabilizar de su cuidado. La biblioteca se renovaba cada dos años.

Años después, su hermano Willian Brown, llevó la idea a Estados Unidos. En 1893, Meil Dewey, comenzó con una “colección viajera” en el condado en el que estaba la biblioteca en la que trabajaba. En 1897 algunos clubes de mujeres empezaron a enviar libros por tren a las montañas, luego el viaje continuaba en animales de carga. En cinco años había 2.500 bibliotecas ambulantes por todo el país.

En 1905 se construyó el primer “carro biblioteca” para acercar los libros a los granjeros. En algún caso se cobraba una pequeña cuota por este servicio que sirvió para que el reparto de libros fuese más rápido.

Fue en Minessota, concretamente en la ciudad de Hibbing, donde en 1918 apareció el primer bibliobús en el sentido que hoy conocemos. Los libros transportados en un vehículo a motor.

El uso de bibliobuses fue copiado con el tiempo por otros países. En España el proyecto más importante en este sentido fue el llevado a cabo por el Patronato de Misiones Pedagógicas durante la Segunda República.. Se crearon cerca de 5.000 bibliotecas populares, fijas y circulantes. Estas bibliotecas contaban con cerca de 100 volúmenes encuadernados y colocados en cajas que contaban con talonarios para el préstamo y la estadística, hojas de papel para forrar los libros y puntos de lectura con recomendaciones para el buen trato de los libros. El reparto se realizaba sólo bajo petición previa de los interesados, aunque tenían preferencia las escuelas de los pueblos con menos de 5.000 habitantes.

12 de Octubre de 1953 aparece el primer bibliobús creado por la Dirección General de Archivos y Bibliotecas. Empezó a prestar sus servicios el 26 de diciembre en el extrarradio y los suburbios de Madrid. En 1956 entran en funcionamiento dos bibliobuses más, uno para reforzar el servicio en Madrid y otro destinado a nuevas experiencias. Uno de ellos se destinó definitivamente al Centro Coordinador de Oviedo. Dos más fueron destinados a Zaragoza y Castellón de la Plana. En 1963 se destina un tercer bibliobús a Madrid.

A partir de la década de los setenta va aumentando el número de bibliobuses puestos en marcha (en Madrid, San Sebastián, Santander, Toledo, Cuenca, Castilla y León, Valencia, Murcia, Málaga, Asturias...)

En la década de los ochenta se produce una renovación de los bibliobuses existentes y la extensión del bibliobús a zonas que antes no contaban con este servicio.

Después de una época de crisis, los bibliobuses han empezado a coger un nuevo auge y han ido incorporando en su funcionamiento las nuevas tecnologías informáticas.

Un bibliobús puede abarcar más medios de transportes aparte del conocido autobús. Por ejemplo, en Asia, o el Norte de Europa es normal la utilización de barcos, en la India la bicicleta, en Sudamérica biblio-lanchas, etc.

Fuente: http://www.absysnet.com/tema/tema2.html
Fotografía: Madrid antiguo.

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