“Diccionario. (del b. lat. Dictionarium) Libro en el que se recogen y explican de forma ordenada voces de una o más lenguas, de una ciencia o materia determinada. II 2. Catálogo numeroso de noticias importantes de un mismo género, ordenado alfabéticamente. DICCIONARIO bibliográfico, biográfico, geográfico.”
Esta es la definición que encuentro en el DRAE. Y ahora a ver qué dice mi “tantos años deseado” María Moliner.
“Diccionario (del b. lat. Dictionarium) Libro en el que se da una serie más o menos completa de las palabras de un idioma o de una materia determinada, definidas o co su equivalencia en otro idioma, generalmente por orden alfabético: Diccionario etimológico. Diccionario plurilingüe. Diccionario de sinónimos. Diccionario técnico.”
María Moliner es un poco más extensa a la hora de definir la palabra “diccionario” pero me quedo con esto que es suficiente para el motivo de esta entrada de hoy.
En alguna ocasión he leído entrevistas en las que el periodista preguntaba al entrevistado cuál era su libro de cabecera. Las respuestas, algunas bastantes curiosas, para todos los gustos. Si alguna vez me hiciesen esa pregunta, yo respondería que el diccionario. Esa maravilla de libro, que tiene entre sus tapas miles de palabras esperando a ser conocidas y utilizadas, me resulta imprescindible.
Además de los dos diccionarios arriba mencionados, también tengo uno de sinónimos y antónimos, latín, filosofía, historia, arte, inglés y francés. Algunos están más gastados que otros por el uso, pero todos me resultan imprescindibles para aprender nuevas palabras o conceptos que surgen en mis lecturas y que me ayudan a comprender lo que estoy leyendo y, por supuesto, a enriquecer mis conocimientos y mi vocabulario. Me encanta ese trajín de páginas adelante – páginas atrás que forma el ritual de buscar una palabra en el diccionario. Es como un ritual, aunque ya sé que tan sólo es un acto inevitable.
Escribo todo este rollo porque hoy he recibido un correo electrónico anónimo (no firma nadie y de la dirección del correo no se saca más que una carcajada) que me explica amablemente que una de las normas de los bloggers es explicar las palabras no muy comunes y que es posible los lectores no entiendan. También me dice el anónimo que si no quiero extenderme con una explicación siempre puedo enlazar la palabra a un lugar donde se de la definición. Y esta noticia me la da el anónimo porque en el poema de Borges que puse ayer no entendía la palabra “sesgo”.
No sé si esta norma es cierta o no, pero lo que sí sé es que a mi no me da la gana cumplirla. Creo que nos estamos acostumbrando a que nos den las cosas tan “mascaditas” que ya no nos molestamos por nada (y lo que es peor, a veces por nadie). Y así pasa lo que pasa muchas veces.
Es opción de cada uno querer aprender, así que si alguien no entiende una palabra que lea en esta casa pues ya sabe lo que tiene que hacer: molestarse en buscarla en el diccionario, o no, eso ya lo dejo a decisión personal de cada uno. Pero no me pidan que les haga el trabajo, va en contra de mi religión.
Esta es la definición que encuentro en el DRAE. Y ahora a ver qué dice mi “tantos años deseado” María Moliner.
“Diccionario (del b. lat. Dictionarium) Libro en el que se da una serie más o menos completa de las palabras de un idioma o de una materia determinada, definidas o co su equivalencia en otro idioma, generalmente por orden alfabético: Diccionario etimológico. Diccionario plurilingüe. Diccionario de sinónimos. Diccionario técnico.”
María Moliner es un poco más extensa a la hora de definir la palabra “diccionario” pero me quedo con esto que es suficiente para el motivo de esta entrada de hoy.
En alguna ocasión he leído entrevistas en las que el periodista preguntaba al entrevistado cuál era su libro de cabecera. Las respuestas, algunas bastantes curiosas, para todos los gustos. Si alguna vez me hiciesen esa pregunta, yo respondería que el diccionario. Esa maravilla de libro, que tiene entre sus tapas miles de palabras esperando a ser conocidas y utilizadas, me resulta imprescindible.
Además de los dos diccionarios arriba mencionados, también tengo uno de sinónimos y antónimos, latín, filosofía, historia, arte, inglés y francés. Algunos están más gastados que otros por el uso, pero todos me resultan imprescindibles para aprender nuevas palabras o conceptos que surgen en mis lecturas y que me ayudan a comprender lo que estoy leyendo y, por supuesto, a enriquecer mis conocimientos y mi vocabulario. Me encanta ese trajín de páginas adelante – páginas atrás que forma el ritual de buscar una palabra en el diccionario. Es como un ritual, aunque ya sé que tan sólo es un acto inevitable.
Escribo todo este rollo porque hoy he recibido un correo electrónico anónimo (no firma nadie y de la dirección del correo no se saca más que una carcajada) que me explica amablemente que una de las normas de los bloggers es explicar las palabras no muy comunes y que es posible los lectores no entiendan. También me dice el anónimo que si no quiero extenderme con una explicación siempre puedo enlazar la palabra a un lugar donde se de la definición. Y esta noticia me la da el anónimo porque en el poema de Borges que puse ayer no entendía la palabra “sesgo”.
No sé si esta norma es cierta o no, pero lo que sí sé es que a mi no me da la gana cumplirla. Creo que nos estamos acostumbrando a que nos den las cosas tan “mascaditas” que ya no nos molestamos por nada (y lo que es peor, a veces por nadie). Y así pasa lo que pasa muchas veces.
Es opción de cada uno querer aprender, así que si alguien no entiende una palabra que lea en esta casa pues ya sabe lo que tiene que hacer: molestarse en buscarla en el diccionario, o no, eso ya lo dejo a decisión personal de cada uno. Pero no me pidan que les haga el trabajo, va en contra de mi religión.
10 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo.
Corren tiempos en los que el personal cree -de forma equivocada, pienso yo- que tiene derecho a todo 'por ser vos quien sois'. De modo que para el estudio, cultura o aprendizaje también creen que tienen derecho sin poner el más mínimo esfuerzo por su parte.
En cuanto a esa regla de bloggero, yo diría que se la ha inventado sobre la marcha.
En todo caso es derecho del que escribe poner o no lo que significan ciertas palabras, y no del lector que se las expliquen.
Un saludo
Sí, completamente de acuerdo también.
Todo requiere algún esfuerzo, ¿no?
Las dos compartimos la preferencia por el diccionario de María Moliner. Yo me llevo en Invierno los dos tomos y lo meto en la maleta de nuevo en verano. Y es que no puedo estar sin él. En cuanto al post querida amiga las dos sabemos que la prisa no es buena y ahora todos van muy rápidos. No hay tiempo para disfrutar buscando en el diccionario y es más facil clckear y ya.
Te mando un cariñoso abrazo en estos tiempos un poquito más tristes que vivimos las dos de pérdidas. Un beso
Quizá yo no tuviera problema en cumplir esa supuesta "regla" del "bloguero", Anjanuca.
He de confesar que prefiero utilizar el diccionario de la RAE "on line" en lugar de levantarme y alcanzar el de la estantería. Me resulta mucho más cómodo. Y así, hace tiempo que mi ritual consiste en "clicar" sobre el favorito de la barra y escribir la palabra en su caja.
Sin embargo encuentro que hay un problema en el cumplimiento de la regla que te solicita el anónimo: ¿Cómo se puede saber en la comprensión de qué palabra va a tener dificultades quien lea nuestra entrada?
Releo el poema al que nos referimos y pienso por qué habría que hacer un enlace a su significado en "sesgo" y no en "adamantino". O quizá en "homérica" o en "postrero" o en "tenue" o en "ladino" o en "albedrío"...
Es imposible saber dónde encontrará dificultades quien nos lea.
Siempre se puede sugerir a la persona que te ha enviado el mensaje que sea ella quien ponga en su barra de favoritos el enlace al Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (RAE).
Ya ves, Anjanuca, mi argumento es otro.
Un abrazo.
Jose: yo también dudo de la veracidad de esa "ley".
Juán Nadie: por desgracia, hace tiempo que impera la ley del mínimo esfuerzo.
Libertad: Jajaja ¿De verdad cargas con los dos tomos? Hazme caso, por el bien de tu espalda, compra un carrito.
Anderea: tienes mucha razón en que a saber qué palabra puede suponer dificultad para cada lector. Por otra parte, yo no he dicho que el diccionario tenga que ser el físico, de papel y tinta. Lo que he dicho es que si no se conoce el significado de una palabra se use el diccionario pero que no me pida nadie que le de las cosas hechas. Recurrir a la web de la RAE me parece perfecto, yo también lo hago a veces. Versión papel, versión "on line", eso es cuestión de gustos y, a veces, de tiempo.
Besucos a todos.
Hola Anjanuca...
Me he quedado un poco en blanco al leer que alguien te envió un correo, simplemente para decirte esto.. nunca se me hubiese ocurrido, es mucho mas fácil buscar en el diccionario, que hacer toda esta parafernalia
La verdad es que estamos locos, o es una forma de fastidiar al prójimo.
Lo mejor.. no hacer caso a los anónimos, generalmente yo no los abro, van directos a la papelera.
Un besote grande y bellos sueños
Balo: hay gente "p'a tó"
Besucos.
la verdad es que acabo de llegar de "sesgar" la hierba y no entiendo cual es el problema...
Amio ¿pero no era leña lo que estabas "sesgando" en el aserradero?
Besucos.
leña si leña.. pero no sesgandola... recibiendola ;-)
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