“El lenguaje es lo más humano que existe. Es un privilegio del hombre. Cada palabra lleva consigo una vida, un estado, un sentimiento”
(Carmen Conde)
Cuando esto del Internet empezó a meterse en las casas si pedir permiso, yo era bastante escéptica a que funcionase. Lo cierto es que no soy muy amiga de “chismes” la prueba es que me sucedió lo mismo cuando los primeros teléfonos móviles interrumpían en todas las partes y a cualquier hora. “Una de tantas modas ya se pasará”, eso es lo que yo creía. ¡Ja! Si seré ingenua. Si a esto añadimos todas esas noticias que se escuchaban y, por desgracia se siguen escuchado, de pervertidos, depravados y desaprensivos que engañan de una manera u otra y destrozan definitivamente la vida de personas digamos “fáciles de manejar” bien por su joven edad, o porque están pasando un mal estado anímico, o porque están viviendo una dura soledad… Pues cada vez entendía menos que Internet fuese útil, al menos en lo que a relaciones sociales se refería. Vamos, imposible.
Soy de esas personas que no concibe la vida sin las relaciones directas, un beso, un abrazo, una caricia, el sonido de una voz haciendo compañía, la presencia silenciosa de una persona querida junto a mí… Eso no lo puede suplir ninguna máquina. Sigo pensando lo mismo, la base la tengo clara. Muy clara.
Pero ya se sabe, “renovarse o morir”. Así que caí en la trampa y me conecté. Tenía muy claro que sólo lo utilizaría como mero instrumento de información. Y así empezó todo. Por supuesto la información que buscaba era la relacionada con noticias de última hora y, cómo no, la relacionada con el mundo de la lectura. Y buscando novedades, fui a dar con la Web de una revista literaria que compro habitualmente. Dicha Web tenía un foro fantástico (digo tenía porque ahora es una penita, pero eso es “harina de otro costal”). Me registré en el foro, me presenté y pedí permiso para participar. La acogida fue cálida y amable. Pasado unos meses me dí cuenta de que además de compartir una afición, la lectura, y de intercambiar diferentes puntos de vista sobre libros y autores, allí se cocía algo más. Todavía no me daba mucha cuenta de qué era eso que me atraía tanto del foro, supongo que porque era novata, pero había personas que compartían una complicidad envidiable.
Hoy hace meses que, por causas ajenas a nosotros, muchas de las personas que formábamos parte de aquel foro hemos abierto el nuestro propio. No es sólo un foro de lectura. Definitivamente no. Es mucho más. Las personas que participan en él son gente cotidiana que madruga todos los días para ir al trabajo, que tienen hijos adolescentes cuya educación les preocupa, algunos se estrenan como padres. Personas completamente diferentes a las que ha unido una misma afición, pero que comparten o comprenden los problemas y anécdotas diarias de los demás porque, al fin y al cabo, también le une la lucha diaria por traer la felicidad a sus vidas. Son personas de valores sólidos, con un gran sentido de la responsabilidad pero que no se olvidan de poner un toque de humor a sus vidas.
Ya hace tiempo que lo siento pero hoy ha sucedido algo que me ha abierto definitivamente los ojos. Quiero a esas personas. Cada una a su manera se ha convertido en importante para mí. Me preocupa que un miembro de “nuestra casa” no esté bien y me emborracho de alegría cuando la vida les sonríe.
Así que ya ven, yo que pensaba que eso de las relaciones por Internet no podía llevar a ninguna parte… pues ahora me tengo que morder la lengua. Resulta que he conocido a un grupo de PERSONAS, así con las letras mayúsculas, por cuya amistad merece la pena luchar. Y sí, lo digo alto y claro: Las quiero.
(Carmen Conde)
Cuando esto del Internet empezó a meterse en las casas si pedir permiso, yo era bastante escéptica a que funcionase. Lo cierto es que no soy muy amiga de “chismes” la prueba es que me sucedió lo mismo cuando los primeros teléfonos móviles interrumpían en todas las partes y a cualquier hora. “Una de tantas modas ya se pasará”, eso es lo que yo creía. ¡Ja! Si seré ingenua. Si a esto añadimos todas esas noticias que se escuchaban y, por desgracia se siguen escuchado, de pervertidos, depravados y desaprensivos que engañan de una manera u otra y destrozan definitivamente la vida de personas digamos “fáciles de manejar” bien por su joven edad, o porque están pasando un mal estado anímico, o porque están viviendo una dura soledad… Pues cada vez entendía menos que Internet fuese útil, al menos en lo que a relaciones sociales se refería. Vamos, imposible.
Soy de esas personas que no concibe la vida sin las relaciones directas, un beso, un abrazo, una caricia, el sonido de una voz haciendo compañía, la presencia silenciosa de una persona querida junto a mí… Eso no lo puede suplir ninguna máquina. Sigo pensando lo mismo, la base la tengo clara. Muy clara.
Pero ya se sabe, “renovarse o morir”. Así que caí en la trampa y me conecté. Tenía muy claro que sólo lo utilizaría como mero instrumento de información. Y así empezó todo. Por supuesto la información que buscaba era la relacionada con noticias de última hora y, cómo no, la relacionada con el mundo de la lectura. Y buscando novedades, fui a dar con la Web de una revista literaria que compro habitualmente. Dicha Web tenía un foro fantástico (digo tenía porque ahora es una penita, pero eso es “harina de otro costal”). Me registré en el foro, me presenté y pedí permiso para participar. La acogida fue cálida y amable. Pasado unos meses me dí cuenta de que además de compartir una afición, la lectura, y de intercambiar diferentes puntos de vista sobre libros y autores, allí se cocía algo más. Todavía no me daba mucha cuenta de qué era eso que me atraía tanto del foro, supongo que porque era novata, pero había personas que compartían una complicidad envidiable.
Hoy hace meses que, por causas ajenas a nosotros, muchas de las personas que formábamos parte de aquel foro hemos abierto el nuestro propio. No es sólo un foro de lectura. Definitivamente no. Es mucho más. Las personas que participan en él son gente cotidiana que madruga todos los días para ir al trabajo, que tienen hijos adolescentes cuya educación les preocupa, algunos se estrenan como padres. Personas completamente diferentes a las que ha unido una misma afición, pero que comparten o comprenden los problemas y anécdotas diarias de los demás porque, al fin y al cabo, también le une la lucha diaria por traer la felicidad a sus vidas. Son personas de valores sólidos, con un gran sentido de la responsabilidad pero que no se olvidan de poner un toque de humor a sus vidas.
Ya hace tiempo que lo siento pero hoy ha sucedido algo que me ha abierto definitivamente los ojos. Quiero a esas personas. Cada una a su manera se ha convertido en importante para mí. Me preocupa que un miembro de “nuestra casa” no esté bien y me emborracho de alegría cuando la vida les sonríe.
Así que ya ven, yo que pensaba que eso de las relaciones por Internet no podía llevar a ninguna parte… pues ahora me tengo que morder la lengua. Resulta que he conocido a un grupo de PERSONAS, así con las letras mayúsculas, por cuya amistad merece la pena luchar. Y sí, lo digo alto y claro: Las quiero.
A algunas ya las conozco físicamente, en nuestro primer encuentro no hubo novedades ni sorpresas. Simplemente puse cara y voz a todo lo que ya sabía. Espero no tardar en poner el resto de las caras y las voces que faltan. Ese día será único.
Para ti, que eres Alma auténtica.
Para ti, que eres Alma auténtica.
5 comentarios:
Es curioso, me está ocurriendo algo similar. Y tenía ganas de comentarlo con alguien.
Eso mismo me sucedió a mi cuando lo escribí, que tenía necesidad de compartirlo.
¿Verdad que es una sensación muy bonita Anderea?
Un besuco y disfrta de lo que te está ocurriendo.
No sé, Anjanuca, a veces siento que es demasiado vivir en el "ordenata", que son "demasiadas" personas, demasiados sentimientos para que mi pobre y fatigado corazón lo pueda llevar bien, para disfrutarlo y poder atender también a mi familia y mi trabajo. Robo horas al sueño y estoy muy cansada. Voy a tener que reducir el tiempo y la intensidad, y me apena.
¿A ti no te pasaba esto? ¿Cómo lo integraste en tu vida?
Hola Anderea,
No sé, supongo que al vivir sóla tengo más tiempo. Si es cierto que a veces le robo tiempo al sueño, pero desde que los libros entraron a formar parte de mi vida ya lo estaba haciendo, así que estoy acostumbrada.
De todas las formas he conocido gente tan estupenda en este mundillo que me compensa quitar ratitos de mi tiempo para dedicárselo a ellos. Y, aunque le he cogido gusto al ordenador, sé contenerme y disfruto tanto de mi vida real como de la virtual.
He descubierto que hay personas muy enriquecedoras por ahí y soy afortunada de haber tenido la oportunidad de haberlas conocido. Quizás, si no fuera gracias a internet, no lo hubiese hecho nunca.
Un besuco.
Agradezco tu respuesta, Anjanuca
Un besuco,
Anderea
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