¿No os pasa en ocasiones que después de llevar una temporada comiendo exquisitas ensaladas, pescados o carnes cocinados con innovadoras recetas que resaltan sus sabores… el cuerpo os pide a gritos que le deis un sencillo plato de garbanzos o dos huevos fritos con patatas?
A mí me ha ocurrido un montón de veces. Y lo mismo me ocurre con la lectura. A pesar de que lo leído esté siendo satisfactorio, el cuerpo y la mente me piden con desesperación un retorno a la LITERATURA, así, en mayúsculas.
Esta semana he quitado la ansiedad con la lectura del “Diario de un emigrante” de Don Miguel Delibes. ¡Cómo he gozado! La exquisitez de la prosa de Delibes, ese vocabulario tan castellano que te hace ir al diccionario con frecuencia, esos refranes y dichos que tanto me recuerdan a la gente de mi tierra, esas expresiones , anécdotas y vivencias de cazador que me traen la imagen de mi padre también amante de la caza como Don Miguel… La sencillez para narrar escenas y conversaciones tan cotidianas con de forma casi pictórica.
Lorenzo, personaje al que Delibes dejó a punto de casarse en “Diario de un cazador”, emigra con su ya esposa Anita a Chile para hacer fortuna. A “hacer las Américas” que se decía por aquellos tiempos.
Con qué maestría describe Delibes el día a día de Lorenzo y Aita desde el mismo momento en que toman la seria decisión de emigrar: los preparativos del viaje, las despedidas, la singular forma de ver la vida y como un viaje las reafirma o las pone en duda, el asombro antes otras costumbres y paisajes, las situaciones a veces divertidas a veces enojantes que provoca el uso diferente de un mismo idioma, el enfrentamiento entre las ganas de luchar y la realidad que estalla y desata la desilusión, la batalla contra la añoranza de la tierra y la gente de uno…
Una auténtica joya que, en los tiempos que corren, deberían de ser de obligatoria lectura porque las vivencias de Lorenzo y Anita también son Memoria Histórica aunque no lo queramos reconocer. No vendría mal escuchar de boca de nuestros abuelos, de nuestros mayores, esta parte de nuestra no tan lejana Historia para poder entender mejor nuestra actual Historia y la de tantos Lorenzos y Anitas que han tenido que tomar la dura decisión de “hacer las Españas”.
Un libro que nos recuerda lo que fuimos y cómo fuimos y, que después de leerle, debería de hacer que se nos cayese la cara de vergüenza ante cómo somos y en lo que nos estamos convirtiendo.
Y, además, una auténtica joya de la Literatura castellana.
10 comentarios:
Hola
Por muchas razones, cada vez que leo un libro suyo me parece estar viviendo lo que leo. Los santos inocentes, El camino, Las ratas... todos... Fabuloso.
(Casi llegué a pasar un día de caza con el)
Un abrazo
Hola Agustín, presiento que muchas de tus razones son las mías. Un día de caza con Delibes... eso hubiese sido un regalo inolvidable.
Besucos
Ah, que tentación, ya veré.
Gracias! tengo algunos libros esperando, es un vicio la lectura :) uno bueno.
Cuando recuerde el nombre de la canción que escuché y pensé en vos te lo digo.
Besos
Esta tarde miraré si lo tienen en la biblio.
Un besuco.
Anímate Cantares, lo vas a disfrutar ya verás.
Seguro que lo tienen Tejón, y si no ahora hay una edición de bolsillo muy económica.
Besucos.
Delibes: el sentido común, la naturalidad y la bonhomía hechos carne. Cervantes del siglo XX.
Puufff qué ganas me diste de leerlo, me gusta Delibes, y entiendo perfectamente a qué te referís cuando comparás lo que leés con lo que comés, pero lo dijiste fantástico. El otro día sentí lo mismo devorándome dos libros dos de Osvaldo Soriano, ay qué mangar para el alma! Cómo será que me quedé con ganas de mas, estoy esperando el momento de salir a comprar algo suyo. Preguntaré por esta novela de Delibes que me la vendiste enterita. Me gustan mucho esas historias de vida, historias de nuestros abuelos, muy muy cercanas, casi propias. Historias de ida y vuelta que seguimos haciendo por mas fronteras cerradas y puertas inaccesibles a los inmigrantes que se pongan. Hay una marea de gente la que se mueve por el mundo con estas historias de vida.
Besos.
La voz del campo, Juan Nadie.
Bueno, Pato, los libros también son alimento. Mirá a ver si lo consigues porque estoy segura que vos también pondrás cara a muchos de los personajes.
Besucos.
¡Hola!
Valgan estas palabras como agradecimiento de otra vallisoletana por la mención de nuestro escritor más universal.
Besucos Anjanuca.
AlmaLeonor
Alma, ¿Y cómo agradezco yo a tu tierra el que me haya permitido disfrutar y aprender de uno de sus más insignes ciudadanos?
Besucos
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