Cada vez que se acerca una fecha clave como el día de reyes, o mi cumpleaños, tengo que oír comentarios del tipo “Jo, es que siempre libros…”, “pide otra cosa por si acaso”, así que ya hace años que amenazo a mi familia con no volver a dirigirles la palabra si entre los regalos no hay por lo menos un libro.
Reconozco que, desde que vivo lejos de ellos, es muy difícil que sepan si tengo o no un título en concreto y que se arriesgan a regalarme alguno que ya hace tiempo descansa en mis estanterías. Por eso, suelo ponérselo fácil y les hago una lista con libros que tengo pendientes de comprar o les encamino a los libros de temática costumbrista de Cantabria que me encantan y, además, aquí, en Mallorca, no se publican.
Aun así, hay libros que se resisten. Se resisten mucho, muchísimo. No hay manera de que me los regalen. No hay forma de hacerles entender que para mí hay libros que son un auténtico capricho y que, por lo tanto, me haría mucha ilusión tenerlos.
Uno de esos libros es el “Diccionario María Moliner”. ¡Dios, cómo he suplicado por ese diccionario!, tanto que ya he perdido la cuenta de los años en que al escribir la carta a los reyes (si, todavía la escribo como cuando era niña) después de eso de “Queridos Reyes Magos: este año he sido una niña muy buena, he comido todo sin protestar, bla, bla, bla…. Así que, por si ustedes, consideran me merezco un regalito les doy alguna pista: ADEMAS DEL DESEADO MARIA MOLINEEEERRRRR, me gustaría…..)”. Pues nada, que no había manera y eso que he llegado a decirles que me pasaba al bando del gordo hortera del albornoz rojo. Ni por esas.
El pasado lunes día 31 de agosto, con motivo de mi cumpleañooooossss: ¡Por fin! ¡Es mío! Ya tengo mi Diccionario de uso del español de María Moliner. Lo que se ha hecho desear el condenado pero ya está conmigo ayudándome, junto con el de la RAE, en mis lecturas.
Además, parece ser, que cumplir 41 primaveras debe de ser muy importante porque también me han regalado:
- El viaje del elefante, de Saramago.
- El abandono está lleno de rosas, poemas de Guillermo Balbona Arauna.
- Palabras en la tarde, poemas de Francisco Jimeno.
- Invitación a la imagen, poemas de Leopoldo Rodríguez Alcalde.
- Itinerarios, poemas de Carlos Salomón.
- Intrusos en el tiempo, poemas de Nieves Alvarez Martín.
Estoy más contenta que un niño con un helado de chocolate.
Reconozco que, desde que vivo lejos de ellos, es muy difícil que sepan si tengo o no un título en concreto y que se arriesgan a regalarme alguno que ya hace tiempo descansa en mis estanterías. Por eso, suelo ponérselo fácil y les hago una lista con libros que tengo pendientes de comprar o les encamino a los libros de temática costumbrista de Cantabria que me encantan y, además, aquí, en Mallorca, no se publican.
Aun así, hay libros que se resisten. Se resisten mucho, muchísimo. No hay manera de que me los regalen. No hay forma de hacerles entender que para mí hay libros que son un auténtico capricho y que, por lo tanto, me haría mucha ilusión tenerlos.
Uno de esos libros es el “Diccionario María Moliner”. ¡Dios, cómo he suplicado por ese diccionario!, tanto que ya he perdido la cuenta de los años en que al escribir la carta a los reyes (si, todavía la escribo como cuando era niña) después de eso de “Queridos Reyes Magos: este año he sido una niña muy buena, he comido todo sin protestar, bla, bla, bla…. Así que, por si ustedes, consideran me merezco un regalito les doy alguna pista: ADEMAS DEL DESEADO MARIA MOLINEEEERRRRR, me gustaría…..)”. Pues nada, que no había manera y eso que he llegado a decirles que me pasaba al bando del gordo hortera del albornoz rojo. Ni por esas.
El pasado lunes día 31 de agosto, con motivo de mi cumpleañooooossss: ¡Por fin! ¡Es mío! Ya tengo mi Diccionario de uso del español de María Moliner. Lo que se ha hecho desear el condenado pero ya está conmigo ayudándome, junto con el de la RAE, en mis lecturas.
Además, parece ser, que cumplir 41 primaveras debe de ser muy importante porque también me han regalado:
- El viaje del elefante, de Saramago.
- El abandono está lleno de rosas, poemas de Guillermo Balbona Arauna.
- Palabras en la tarde, poemas de Francisco Jimeno.
- Invitación a la imagen, poemas de Leopoldo Rodríguez Alcalde.
- Itinerarios, poemas de Carlos Salomón.
- Intrusos en el tiempo, poemas de Nieves Alvarez Martín.
Estoy más contenta que un niño con un helado de chocolate.
5 comentarios:
¡Enhorabuenaaaaaaaaaaa!!!!!
Y
Zorionak!!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡41! ¡Que puedas disfrutarlos muchííísimo, preciosa!
Un abrazo de osa, grande, grande, grande.
pues pueden que sean 41 primaveras... pero seguro que son bastantes menos inviernos ;-)
Felicidades!! y ademas te has hecho con una beuna colección.
Holaaaaa... Miles de felicidades amiga y un abrazote bien grande..
No he podido entrar antes a saludarte, pues entre la casa y el comienzo del trabajo me han tenido un poco ocupada.
Vendré más despacio para leer las entrada que me he perdido.. hoy solo quería darte un abrazo y desearte lo mejor hoy y siempre...
!!Felicidades!! Muakksssssss
Ya puedes estar contenta, sí. Felicidades por tu cumpleaños y, puestos a pedir, aunque no sea Reyes y se nos resista como tu diccionario, felicidad para cada día, ¿no? Una poquita.
Un abrazo.
Anderea, ¡Qué lindo abrazo! gracias.
¿Inviernos? Casi ninguno Amio ;)
¡Bienvenida de nuevo, Balovega! Tómate con calma el regreso, saborea los recuerdos de esas maravillosas vacaciones.
Wara, alguien dijo que la felicidad no es una meta, es un camino. El mío tiene buen asfalto.
Gracias a todos. Un besuco.
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