viernes, 2 de octubre de 2009

El ángel orfebre.

Don Roberto Menetti trabajaba en el taller familiar de orfebrería, situado en el Ponte Vecchio, cuando las gotas comenzaron a golpear con fuerza los cristales. Un temblor recorrió su cuerpo y le hizo estremecer. Tenía veinte años cuando la lluvia abrió los diques del Arno y liberó las aguas que inundaron la ciudad de Florencia y la sepultaron bajo un denso manto de barro.

D. Roberto fue hacia la ventana y observó el río con recelo. Estaba creciendo. Recordó con dolor los días posteriores al “Aluvione”, cuando miles de voluntarios, llegados de todo el mundo, trabajaban en cadena para salvar pinturas, libros, todo el arte y la historia que Florencia había cuidado con cariño, durante siglos, entre los muros de sus iglesias, museos y bibliotecas. “Gli Angeli del Fango” así serían conocidos estos ángeles guardianes a los que toda la Toscana, y en especial Florencia, estarían siempre agradecidas.

Regresó a su mesa de trabajo y se sentó. Observó su trabajo: un maravilloso evangelio del S. XII encuadernado en oro, plata y piedras preciosas, en la tapa superior de la encuadernación los Magos de Oriente adoran al Niño Dios. Los Angeli del Fango lo habían encontrado debajo de una maraña de hierros, piedras y barro. Hoy, cuarenta y tres años después, D. Roberto Menetti, pulía los últimos detalles de la encuadernación antes de devolverle a las vitrinas de la biblioteca de la Casa Buanarroti.

La lluvia no cesaba. El orfebre tomó el evangelio entre sus brazos, le apretó contra su pecho cubierto por el guardapolvo gris que usaba para trabajar y elevando sus ojos hacia el cielo prometió proteger el libro, si hacía falta, con su vida.

7 comentarios:

Amio Cajander dijo...

que huerto mas bueno tienes!!

Almudena dijo...

Gracias Amio, lástima que la hortelana no es muy buena. Pero`, eso si, pone empeño y cariño en ello :)

Wara dijo...

Pues justamente es así como crecen las plantas, con palabras preciosas y llenas de cariño, un algo de empeño y mucha ilusión.

Besos.

Balovega dijo...

Hola Anjanuca...

Una bella entrada y un bello libro..

Un besote y feliz fin de semana

Almudena dijo...

Gracias Wara, viniendo de una jardinera como tú, anima mucho a seguir.

Balo, las encuadernaciones carolingias de evangelios y textos sagrados eran lujosísimas y de una belleza extraordinaria.

Besucos a las dos.

Anónimo dijo...

Estoy con Amio, Anjana.

Y qué bellísima portada (¿se dice así?) la del libro.

He leído tu escrito por segunda vez. Es un sentimiento tan profundo el que transmite. Combinación de amores, de compromisos. Y serenidad.

Gracias,Anjanuca, Anjana, por compartir.

Que tengas una semana estupenda.

Almudena dijo...

Gracias Anderea,

Las encuadernaciones carolingias eran de una belleza inigualable. Generalmente este tipo de encuadernación orfebre se utilizaba para los evangelios y los textos sagrados.

Un besuco.