viernes, 2 de marzo de 2012

El placer de subir una escalera.

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Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
   Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
   Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Texto: "Instrucciones para subir una escalera" - Julio Cortázar.

Fotos: Monasterio de Miramar (Deiá – Mallorca)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay, Anjanuca, que te veo bajo el influjo cantábrico. ¿Me equivoco?

Bonitas escaleras.

Que sea un fin de semana delicioso.

Almudena dijo...

jajaja, eso siempre Anderea.
Que tengas un hermoso fin de semana tú también.

Besucos

Cecilia dijo...

Y tanto o más gusto da escucharle con esas o estas instrucciones y sus /j/ tan suave y profundamente pronunciadas.
http://youtu.be/6tqWcVI9SHU
(es una versión musicada por Migala)

El tejón dijo...

A primera vista pensé que eran las escaleras de la iglesia de Retortillo en Juliobriga, estas también son bonitas.
Un besuco y a ver cuando me prestas un libro.
Tal vez deberías quitar el verificador de palabras, son un coñazo.

Eulogio Diéguez Pérez (Logio) dijo...

También bajan...jjjjjjjjjjjj

Juan Nadie dijo...

Julio Cortázar!!!

Almudena dijo...

Ceci, ahora voy a por ese video.

Paisanuco, la biliotecaria es tu hija, no yo. Yo no presto ;)

Jajaja, buena Logio.

Un genio ¿verdad Juan Nadie?

Besucos

Cantares dijo...

Maravilloso Cortázar, siempre retomo alguno de sus libros al azar o abro Rayuela y encuentro su magia esperandome
Besos

Almudena dijo...

Textos como este que he puesto ayer o libros como Rayuela es lo que para mí define la genialidad. Si, Cortázar es un genio de la literatura.

Besucos.