jueves, 1 de diciembre de 2011

Intriga en Galicia.

Villar

Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla de una playa gallega. Si no tuviese las manos atadas, Justo Castelo sería otro de los hijos del mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Sin testigos ni rastro de la embarcación del fallecido, el lacónico inspector Leo Caldas se sumerge en el ambiente marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado insólita. Un asunto brumoso para Caldas, que atraviesa días difíciles: el único hermano de su padre está gravemente enfermo y su colaboración radiofónica en Onda Vigo se está volviendo insoportable. Tampoco facilita las cosas el carácter impulsivo de Rafael Estévez, su ayudante aragonés, que no acaba de adaptarse a la forma de ser del inspector.

 

No podría decir con qué me lo he pasado mejor, si con la historia en sí o si con lo bien que describe el autor el carácter gallego.


La novela se va desarrollando a caballo entre Vigo y un pequeño pueblecito pesquero Panxon. Como mujer norteña y de costa he disfrutado muchísimo de lo bien que Domingo Villar ha sabido describir la forma de vida de los pescadores de bajura: la influencia del clima, el funcionamiento de las lonjas de pescado, el furtivismo, la espera de las mujeres en el puerto, las miradas perdidas hacia la mar, los oficios y las artes de pesca, el ambiente de los pueblos pequeños...

Todos y cada uno de los personajes de la novela han sido tan cercanos que, sin quererlo, he puesto caras reales a cada uno de ellos. Las descripciones, sin ser largas, son tan precisas que he podido oler el salitre y ver el color de la mar en días desapacibles, sentir esas lluvia fina y constante del norte, percibir el olor de esas tabernas junto a los puertos que saben a comida casera y a pescado del día, notar sobre mi hombro la mirada de los vecinos de los pueblos pequeños que no se pierden ni una….


Hay un personaje con el que me reído lo que no está escrito: el ayudante del inspector Caldas. Estévez, un aragonés recién llegado a Galicia que no acaba de entender ni adaptarse al carácter de los gallegos y que se en ocasiones se desespera al no poder tener una respuesta clara y concisa a una pregunta simple.

"La playa de los ahogados" de Domingo Villar es una novela para disfrutar en muchos aspectos. Amena, divertida, intrigante hasta el final, humana....

Flor  Flor

"Estévez ya había repetido y se contenía para no servirse sopa una tercera vez cuando Cristina acudió para tomar nota del plato principal. Les ofreció bacalao a la gallega o chocos en su tinta con arroz. Leo Caldas pidió los chocos.

- ¿Usted va a querer algo más? –preguntó Cristina a Estévez.

La sopa había arrinconado el recuerdo de la espuma del ahogado y devuelto al policía su voracidad habitual, de manera que contestó:

-¿Qué me recomienda?

- Los Choquitos están saliendo muy buenos –dijo Cristina. Y casi al instante añadió –: Y el bacalao tiene mucho éxito también.

Dejó colgando las palabras y Estévez la miró fijamente esperando su veredicto. Tras unos segundos, viendo que éste no se producía, preguntó:

-¿Entonces?

-Son distintos –se limitó a decir la camarera.

- Eso ya lo sé. Pero alguno estará mejor –insistió el aragonés.

-Los dos están muy ricos –contestó Cristina con una sonrisa franca –. ¿A usted qué le gusta más?

- Olvídelo –refunfuñó el policía al ver que no iba a obtener la respuesta que buscaba –. Tráigame lo mismo que a él: los chocos esos..., y un poco de ensalada.

En cuanto Cristina se perdió en el vocerío del comedor, Rafael Estévez protestó:

-No sé para qué coño pregunto nada a esta gente.

Estévez reparó en que Caldas le miraba en silencio desde el otro lado de la mesa.

- Perdone jefe –se disculpó –. A veces se me olvida que es usted uno de ellos."

7 comentarios:

El tejón dijo...

Tiene muy buena pinta.
Un besuco.

Jose dijo...

Me apunto el libro,asi que muchas gracias.El caracter gallego es la ostia y si se opone un caracter directo como el asturiano no te cuento nada yo los dejo por imposible.Aqui me siento como en casa...Ahora me preguntan
"Como estas?
contesto
"Y tu?"
Ya me comporto como ellos
Besos

Almudena dijo...

Te gustará Tejón, y te reirás un rato ya verás.

Jajaja JM tevas a sentir identificado en muchas ocasiones. Por cierto, si le vas a comprar
ya está en edición de bolsillo por sólo 10€.

Besucos.

Pato dijo...

Uy adoré esta entrada, primero porque tengo un amigo gallego y es curioso, tiene ese don de responder así, me lo has hecho notar ajjaja!!

Y segundo tu descripción de la novela es maravillosa, me la has metido por todos los sentidos, pero es que no me dan los tiempos para leer todo lo que quiero y a la vez escribir lo que debo. Estoy bien complicada con eso :(

Besos!

Cantares dijo...

Me resulta muy tentador
Tomo nota
Besos encanto

Anónimo dijo...

Me ha gustado tu entrada, Anjanuca. Pero siendo tan estupendas la presentación de la novela y la anécdota seleccionada (que es de traca), lo que más me ha llamado la atención (y llámame lo que quieras: cursi, desleída...) han sido las dos rosas que se abren y se cierran ahí colocadas. Es verdad.

¡Gracias, chula!

Almudena dijo...

Puedes coger las rosas Anderea, también son tuyas.

Muxu