viernes, 26 de noviembre de 2010

Disculpen si discrepo.

Siempre que escucho la frase “nada en esta vida es seguro” pienso en mis padres. Ese hombre y esa mujer, a las que debo el poder decir alto y claro que soy una mujer feliz, llevan cuarenta y dos años demostrándome que si hay algo seguro en esta vida: el amor que sienten por sus hijos, el amor que sienten por mí.

Como la mayoría de los padres, cuando tuvieron su primer hijo (en este caso hija, soy la mayor de tres hermanos) construyeron en sus vidas un arsenal inagotable de generosidad, lucha y amor que cada día me fascina y me enorgullece más.

Esta semana he visto en unos padres uno de esos gestos de amor que sólo los padres saben tener.

Son jóvenes, se han quedado sin trabajo, los pocos ahorros que hay se están marchando en pagar el alquiler y la comida. Han sacado unos euros de los pocos ahorros que quedan para comprar un bote de pintura. Tienen que limpiar y pintar la bicicleta de su único hijo. Lo están haciendo a escondidas, con cariño y llenos de ilusión. Tiene que ser la bicicleta más bonita del mundo. Es para su pequeño. Es su cumpleaños. Cumple cuatro añitos.

Esta semana he visto a un pequeñín agarrándose sus ricitos con las dos manos, sin poder aguantar las lágrimas y diciendo “mamá, mamá, mamá” sin poder apartar la vista de su “nueva” bicicleta. Es tanta la emoción y la alegría que no ve que las ruedas aún conserva pequeños restos, imposibles de eliminar, de los últimos metros disfrutados en el parque unos días antes.

Y he visto sus padres abrazándole con ternura, llenándole de besos y deseándole un feliz cumpleaños.

A ver quién el guapo que se atreve a decirle a ese niño dentro de unos años que “en esta vida no hay nada seguro”. ¡Ja!.

 

Canción: Versos chiquititos.

Intérpretes: Luna Monti y Juan Quintero.

jueves, 25 de noviembre de 2010

A quien corresponda.

 

DESPUES SI QUERES HABLA.

Cuando abras la boca y a ella la nombres

Mi valor de hombre no permitirá,

Que manches su blanca virtud por amante

La vida es el arte, de dar y de amar.

Esa piba buena, ingenua y pequeña

Que en tus brazos sueña, no merece ser,

El cuento de un chanta que miente y desdeña

La gloria más pura que da una mujer.

Fanfarrón...

En la mesa que te encuentro,

Siempre querés ser el centro

Con tu historia pasional.

¡Basta ya!...

Si una mujer te dio vida,

Porqué pagás con heridas

A quien todo te lo da.

Ya lo sé...

No soy quién para un consejo,

Pero esta vez, basta viejo

Pará la mano, pará.

Y algo más...

Pa´ no andar con tanta historia,

Pensá... tu madre fue novia

¡Después si querés, hablá!

Cuando con tres copas, te sentís tan hombre

Qué papel más pobre, muchacho, brindás,

Hoy no te das cuenta, pero a la larga

La vida se encarga, las deudas cobrar.

Entonces, qué sola estará tu mesa

Una honda tristeza, te hará recordar,

A la piba aquella que se fue una noche

Y como un fantoche, tal vez llorarás.

Letra y música :

Jesús José Santini , Luis Ángel Iglesias (Jorge Falcón)

y Jorge Sabliov


lunes, 22 de noviembre de 2010

Historias del jurásico.

Mi primer tocadiscos me le regaló el hermano de mi madre, que era navegante. En uno de sus viajes me le compró como regalo de cumpleaños. ¡Anda que no ha llovido! Por aquellos tiempos una servidora lucía hermosas trenzas, leotardos de cuello alto y aquellos malditos zapatos Gorila que eran incombustibles y por eso gustaban tanto a las madres. Y feos, muy feos. Horribles.

A lo que iba, el tocadiscos.

Era uno de aquellos tocadiscos que se cerraban y parecían una maleta. Cuando le abrías, el altavoz (uno solo, lo del estéreo es de mucho más p'acá) estaba integrado en la tapa y en lo que sería la base estaba el plato con su brazo. Había que cambiarle las agujas cada dos porque se gastaban. A veces el disco se rayaba y la aguja daba un pequeño salto que estropeaba la canción, el problema se solucionaba poniendo encima del brazo una peseta (o cinco todo dependía del salto).  Pero qué bien sonaba.

Con el tocadiscos venían tres discos: uno de Jorge Negrete, otro de Vicente Fernández y otro de la Tuna Compostelana (¡con un par!). Supongo que de ahí me viene la afición a las rancheras y corridos mexicanos. Creo que ya comenté que me encantan y que tengo una buena colección de esta música.

Hoy, para celebrar Santa Cecilia patrona de la música, os dejo la primera canción que aprendí de memoria y que formaba parte del disco del gran Jorge Negrete. Espero que la disfrutéis.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Gritemos juntos.

 

EL CORAZON DE LA TIERRA.

El corazón de la Tierra2090321265_f09cfbda73_o
tiene hombres que le desgarran.
La Tierra es muy anciana.

Sufre ataques al corazón
—en sus entrañas—.
Sus volcanes,
laten demasiado
por exceso de odio y de lava.

La Tierra no está para muchos trotes
está cansada.
Cuando entierran en ella
niños con metralla
le dan arcadas.

 

 

trigo

 

 

LOS NIÑOS DE SOMALIA

Yo como
Tú comes
El come
Nosotros comemos
Vosotros coméis
¡Ellos no!

 

 

 

 

Poemas de Gloria Fuertes.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Yo me uno.

Desde la hermosa Buenos Aires, Cantares nos invita a que nos unamos en un grito común contra el abuso infantil, sea de la clase que sea.

Tuve una infancia muy feliz, fui una niña amada y respetada y deseo la misma infancia para cualquier niño del mundo. Y no habrá persona física o jurídica que consiga callar mi grito hasta que este deseo se haga realidad.

Cuenta conmigo Cantares.

 

 

Tema: "Canción para un niño en la calle".

Letra y música: Armando Tejada Gómez y Angel Ritro.

Intérpretes: Mercedes Sosa y Calle 13.

martes, 9 de noviembre de 2010

Tocayas.

Gracias a esto del "internés" y al jefe Senovilla he podido conocer a gente muy interesante que, con el tiempo, se han convertido en amigos. Una de esas personas es nuestra Anderea. Lo que más me gusta de ella es que es sincera y no se anda con rodeos. Tras algunos meses de compartir comentarios en nuestros blogs y ampliar conversaciones en un bonito trasiego de e-mails, me entero de que, además  de ser las dos norteñas, somos tocayas. ¿Veis? Otra de esas "cosucas de la vida" que tanto me gustan. Me pareció bonita la coincidencia.

Nuestro nombre es de origen árabe, tiene una bonita historia y significa "Dentro de la Almudaina", "Dentro de la muralla".  ¿Lo sabías Anderea?

almudena-madrid

Otra curiosidad: Sé que te gusta esa preciosa canción que interpretaba Cecilia "Un ramito de violetas". Pues fíjate, el ramito le regalaban cada 9 de noviembre. Creo que es por eso que tengo especial cariño a esa canción.

Pues eso tocaya, espero que hayas tenido un día precioso.

jueves, 4 de noviembre de 2010

In memoriam Santander 1893

- Tenía razón madre: esto no se acaba. Vam…..

Lo que cortó la palabra en la boca de Pachín, y la respiración en sus pulmones, y hasta el circular de la sangre en sus arterias, no tiene nombre en ninguna lengua conocida. En la pobre fantasía de los hombres no hay término de comparación para el sonar de aquellos estallidos, casi simultáneos; para aquel cráter horrible que se abrió con ellos; para aquella inmensa columna de fuego que se elevó al espacio y en cuya cima humeante flotaban, entre denegridas espirales, cuerpos humanos; para aquella infernal metralla de candentes y retorcidos hierros que vomitaron los senos del vapor entre infectas oleadas de cieno del fondo de la mar, sobre las apiñadas, desprevenidas e indefensas multitudes; para el color extraño de aquella luz que se enseñoreó del aire, empañando la del sol que corría a precipitarse en el ocaso como si huyera de alumbrar tantos desastres acumulados en tan reducido lugar y en tan breve tiempo.

De nada de ello se dio Pachín cuenta cabal. Se sintió de pronto como invadido de una pesadilla, y soñó que salía volando de la pila de maderos, y que, volando a flor de tierra, con velocidad y fuerzas prodigiosas, iba arrollando con su propio cuerpo, pero sin tocar en ellas, masas de gentes que se inclinaban y caían a su paso, como al del vendaval enfurecido los verdes maizales en las mieses de su aldea.

(Pachín González – Jose María Pereda)

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El 3 de noviembre de 1893, la ciudad de Santander vivió lo que hasta el día de hoy se considera la mayor catástrofe civil del S. XIX en España: La explosión del vapor Cabo Machichaco atracado en la dársena de la ciudad.

En 1893, tras el suicidio de su hijo, el escritor cántabro Jose María Pereda ya no quiso escribir más. Tan sólo volvió a hacerlo para escribir su novela más corta, “Pachín González”, basada en el terrible día de la explosión del cabo Machichaco.

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