sábado, 27 de febrero de 2010

A ustedes que son yo.

Lo bueno de mis amigos es que su compañía, su apoyo y su cariño aportan a mi vida una riqueza indescriptible. Junto con mi familia, son el motivo por el que me levanto cada mañana con la absoluta seguridad de que soy afortunada y que la vida es generosa conmigo. Lo malo es que, su tristeza, su incertidumbre, su dolor y su distancia también se hacen mías. Me estorba la piel cuando quiero abrazarles el alma para decirles bajito, en susurro, que les quiero.

 Por mis amigos chilenos:

Por mis amigos argentinos.

viernes, 26 de febrero de 2010

Cena para dos.

Restaurante

Entre halago y halago, le contaba todo lo que le había costado que le reservasen la mesa en la que estaban sentados. El restaurante llevaba abierto tan sólo dos meses y ya era imposible conseguir una sin reservar por lo menos con una semana de antelación. Los altos cargos de las cúpulas empresariales sabían que no había otro restaurante como éste en toda la ciudad y cuando querían cerrar un contrato importante, celebraban allí sus comidas con los clientes notables. Su secretaria había tenido que insistir varias veces para conseguir esa mesa junto a la ventana en la que estaban sentados, parecía ser que toda la zona de la ventana estaba ya reservada, pero, al saber que la reserva era para él enseguida se la confirmaron. De algo tenía que servir el alto cargo que ejercía dentro de la directiva porque si no, bla, bla, bla…

Mientras él hablaba, ella le miraba fijamente y pensaba: “Mañana sin falta tengo que ir al supermercado. Tengo la nevera vacía. Necesito puerros, zanahorias, huevos, leche…”

sábado, 20 de febrero de 2010

Té de manzana.

Té

Cuando comenzaron los últimos cinco minutos de su vida, estaba vertiendo el agua hirviente en la descascarillada taza de porcelana. El aroma a té de manzana, traído de un viaje a Estambul, perfumó el salón. Sentada en el viejo sofá orejero, acercó a los labios la cálida y aromática infusión y cerró los ojos para paladear el dulce sabor frutal. En el tocadiscos sonaba, a propósito, la única canción que la hacía estremecerse. Una historia de amor apasionado y olvido.

“…recuérdeme un poco, tan lejos estoy” rogaban las últimas estrofas de la canción mientras la descascarillada taza de porcelana rodaba por su regazo y derramaba el té sobre su vestido.

viernes, 19 de febrero de 2010

Adiós Maestro Ariel Ramírez.

Ariel Ramirez

Ayer 18 de febrero de 2010 nos dijo adiós un gran compositor y pianista argentino: El maestro Ariel Ramírez.

¿Quién no ha cantado alguna vez "Alfonsina y el mar" o "La misa criolla"? Quizás estas sean dos de sus composiciones más conocidas en todo el mundo aunque hubo otras muchas como "Zamba del pañuelo", "La tristecita", "Esto es el campo" o "La última palabra".

Yo tengo especial cariño y predilección por una hermosa zamba, letra de Félix Luna y música de Ariel Ramírez: "Zamba de usted", uno de los temas más bellos que conozco.

Anoche un amigo de Santiago del Estero, que la canta de puro corazón, la interpretó para mí. Aún no sabíamos que el maestro nos había dejado.

 

 

Hasta siempre maestro.

Hoy las teclas del piano lloran por vos.

 

Mientras escribo esta despedida al maestro Ramírez, tomo un matecito y pienso en todos mis amigos argentinos, los que están acá y los que tanto extraño porque están allá, especialmente viene a mi mente una nueva amiga, Cantares, que sé también llora la pérdida.

Un beso, Argentina.

jueves, 18 de febrero de 2010

Adivina, adivinanza.

I

¿Quién es esa señora,
que tiene la propiedad,
de estirar bien lo arrugado
y de arrugar lo estirado,
con igual facilidad?

II

Cuando pasa
¡cómo pisa!,
deja rasa
la camisa.

 

P2110215

Foto tomada en la sala de planchado de La Granja (Esporles)

lunes, 15 de febrero de 2010

¿Hace un traguco?

Ayer, en una comida de esas que acaban guitarreada que se extiende hasta la noche, un amigo me preguntaba dónde podía comprar una bota de vino que fuese buena para llevar a Argentina para su padre que es cazador y siempre le dice que le encantaría tener una bota de vino "como esa que usan los gallegos".

Desde luego que no voy a permitir que la compre. Esa bota se la voy a regalar yo. Es más, le voy a regalar la bota de vino que toda la vida vi colgada en una de las sillas de la cocina de mi abuelo y de la que he echado algún que otro traguco. Una bota de vino navarrica, como la de la foto.

bota_vino_zzz - copia

Recordando momentos entrañables "de tragos de la bota" aproveché para contarle a mi amigo cómo se debe preparar una bota antes de usar y, por supuesto, le expliqué algunas "cositas" a tener en cuenta sobre las botas de vino:

  • Cuando el tabernero vende la bota, o sabe a pez o está rota.
  • A la bota dale el beso después del queso.
  • Bebiendo con bota, aunque bebas mucho no se nota.
  • Bota sin vino es como olla sin tocino.
  • Noble sin dinero y bota sin vino, no valen un comino.
  • La moza y la bota no se han de pellizcar.

Así que dentro de un mes, más o menos, una preciosa bota como la que ven saldrá desde España con destino a la provincia de Córdoba en Argentina. Espero que la disfruten.

sábado, 13 de febrero de 2010

"El acordeón del mundo."

Hace unos días, en una cena con unos amigos,  descubrí a un gran músico argentino de origen guaraní: Raúl Barboza. Mis amigos saben que me encanta el folklore argentino así que cuando nos reunimos siempre tienen algo preparado para enseñarme. Esta vez lo que tenían era un documental titulado "El sentimiento de abrazar" donde la música de Raúl Barboza muestra el encuentro con la naturaleza y los principios de la vida. Confieso que viendo el documental  hubo momentos en que este músico, considerado el "embajador del Chamamé", me emocionó hasta hacerme llorar.

Que tengáis un buen fin de semana.

viernes, 12 de febrero de 2010

Lecturas no obligatorias – Wislawa Zymborska.

A pesar de que la poeta polaca Wislawa Zymborska fue galardonada con el Nobel de Literatura en el año 1996 yo la he descubierto este verano gracias a un recital de poesía.

Hace unos días buscando en una librería uno de sus libros de poemas “Principio y Fin”, que por cierto no pude comprar porque se había agotado, fue a parar a mis manos “Lecturas no obligatorias”.

Lecturas

El libro recoge una selección de pequeños artículos que la escritora realizó para diferentes revistas polacas y que fueron publicados en 1993 en un importante periódico del país. Los artículos no son críticas literarias sino, como explica la autora, comentarios a obras que normalmente no acaparan la atención del crítico. En general lo que hace la escritora en estos artículos es una valoración crítica sobre el asunto concreto del que se trata en el libro que ha leído.

Lo que más destaca en los artículos es el gran sentido del humor de Zymborska, el perfecto uso de la ironía, la sensatez, la inteligencia y el pragmatismo de muchos de sus planteamientos y, sobre todo el ingenioso estilo hace llegar al lector lo que piensa. El libro me ha dejado la sensación de que Wislawa Zymborska es una mujer conocedora de su entorno y de la actualidad.

He disfrutado mucho con esta lectura, he descubierto cosas nuevas y me he reído como loca con el ingenio de esta mujer. Recomiendo el libro.

Un ejemplo de ese ingenio.

PASAR PAGINA.

¿Y por qué no dedicarle algunas palabras a ese calendario de pared al que le vamos arrancando las hojas? No deja de ser un libro, después de todo, y bastante gordo, ya que no puede tener menos de trescientas sesenta y cinco páginas. Llega a los quioscos en una edición que alcanza los tres millones trescientos mil ejemplares, por lo que se convierte en el mayor best-seller. Exige a sus editores una puntualidad absoluta, dado que su aparición en el mundo editorial no puede retrasarse un año o año y medio. Requiere una perfección profesional de sus correctores puesto que el más mínimo error podría remover la conciencia de los lectores. Da miedo sólo de imaginar una semana con dos miércoles o que el día de Sant Jordi usurpe la festividad de San José. El calendario no es como una obra científica a la que se le pueda añadir una fe de erratas. Tampoco es un volumen de poesía en el que los errores del corrector pasan como un capricho de la inspiración.”

(Fragmento del artículo sobre el “Calendario de pared para el año 1973”)

martes, 9 de febrero de 2010

Recuerdos que quedan.

De niña los momentos que más me gustaban eran aquellos que pasaba con mi abuela Rosa junto a la cocina de leña. Mientras hacía la comida o mientras desgranábamos alubias para luego escogerlas y separarlas por colores, mi abuela solía contarme historias del pueblo, refranes, chascarrillos… Mi abuela era una mujer muy amena contando historias y además tenía un cachondeo tremendo. No sé cual de las dos disfrutaba más, si ella contándome las historias o yo escuchándola. Da igual lo que importa es que me encantaba escucharla.

Mi padre heredó de su madre la misma memoria y el mismo arte para hacer de una pequeña anécdota del pueblo la mejor de las historias. Mi padre es también un amante de los refranes y de los cuentos y leyendas costumbristas de todos los pueblos.

Cuando era pequeña mi padre que, como ya he dicho, tiene una memoria de elefante solía contarme las poesías que él aprendió en la escuela y creo que, gracias a ello, me empezó a entrar el gusanillo de leer. De liarla del todo, como ya expliqué hace tiempo, se encargaron mi madre y una monja.

Quizás porque mi experiencia fue ésta creo que una manera de conseguir que los niños se acerquen a la lectura sin que se aburran es enseñarles pequeños poemas con rimas sencillas y hechos para ellos.

Por suerte en España tuvimos una gran escritora infantil, una mujer entrañable y peculiar para quien los niños eran tema serio. Supongo que ya todos habréis adivinado que hablo de Gloria Fuertes.

Esta entrada está dedicada y además es un reto para los que sois padres, abuelos, tíos. También a los que no sois nada de lo anterior porque seguro que conocéis a algún niño al que poder contarles una buena historia o un bonito poema.

Aquí os dejo un par de ejemplos para empezar.

                                                             

cocodrilo-peluche

Y dijo el doctor dentista
A su enfermera reciente:
- pon el cartel en la choza,
no recibo más pacientes,
ha venido un cocodrilo
que tiene más de cien dientes.

 

 

 

 

La poeta se casó con el poeto
Y en vez de tener un niño
Tuvieron un soneto.

(Gloria Fuertes)

… Y otra de arena.

Como el dicho: “Una de cal y otra de arena”. ¿Os acordáis de que hace unos días estaba contenta porque se había abierto una nueva librería en Palma? Esta era “la de cal”, hoy viene “la de arena”.

La que ha sido mi librería durante los trece años que llevo viviendo en Mallorca, Llibres Signo, ha cerrado. Bueno, quizás lo correcto sería decir que se ha ido. Me explico: mi librero tenía dos librerías y, a causa de los tiempos que corren, ha tenido que cerrar una de ellas, Llibres Signo.

A pesar de que podré seguir disfrutando de la compañía, los consejos y las pequeñas charlas con Leo, me siento triste. Ya sé que dentro del mal es el “menos mal” pero no sabéis cómo voy a extrañar el local donde se encontraba Llibres Signo. Ese local familiar, acogedor, un poco desordenado, viejo, con esos azulejos del año “catapúnchipún”, sólidas estanterías de madera que cubrían las paredes desde el suelo hasta el techo, la mesa donde trabajaban Juan Carlos y Leo, y la mesa en donde se encontraba la caja, mesas de esas horribles de oficina de color entre blanco y gris que es un color muy sufrido, la mesa de madera situada en el centro del local donde reposaban libros de todas las temáticas posibles desde filosofía hasta el último best seller pasando por un manual de “cómo colgar un cuadro sin provocar un derrumbe”, sus tarjetas de visita amarillas con la cara de Corto Maltés impresa… Mucho, voy a extrañar mucho a mi librería. Todavía recuerdo la primera vez que entré en ella (por aquel entonces se llamaba Librería Tótem) fue un amor a primera vista y fue un amor correspondido. Han sido trece años de total fidelidad hacia ella, durante estos años no he comprado libros en ninguna otra librería de Palma.

Borges decía estar seguro de que el paraíso se encontraba en algún tipo de librería, mi paraíso fue Signo.

Cuando empezábamos a concienciarnos de que España estaba pasando un grave periodo de crisis económica leí en la prensa que en épocas de crisis aumentaba la venta de libros. La gente recortaba gastos en cenas, copas, ropa…y se quedaba más en casa por lo que tenía más tiempo para leer. Nunca creí tal afirmación. En época de crisis la gente ve más la televisión.

El cierre de Llibres Signo es clara muestra de lo que pienso.

Che manuel

sábado, 6 de febrero de 2010

Infancia.

 

"La infancia es a veces un paraíso perdido. Pero otras veces es un infierno de mierda."

(Mario Benedetti)

 

"En cada niño nace la humanidad."

(Jacinto Benavente)

Marcelino Madrigal ha denunciado con pruebas dónde está ese infierno de mierda.  Quienes tienen la obligación moral y legal de actuar no hacen nada por remediarlo y le ignoran. ¿Por qué?

viernes, 5 de febrero de 2010

Oración a la justicia.

Mundo basura

Señora de ojos vendados
que estás en los tribunales
sin ver a los abogados,
baja de tus pedestales.
Quítate la venda y mira
cuánta mentira.

Actualiza la balanza
y arremete con la espada,
que sin tus buenos oficios
no somos nada.

Lávanos de sangre y tinta,
resucita al inocente
y haz que los muertos entierren
el expediente.

Espanta a las aves negras,
aniquila a los gusanos
y que a tus plantas los hombres
se den la mano.

Ilumina al juez dormido,
apacigua toda guerra
y hazte reina para siempre
de nuestra tierra.

Señora de ojos vendados,
con la espada y la balanza
a los justos humillados
no les robes la esperanza.
Dales la razón y llora
porque ya es hora.

(María Elena Walsh) 

miércoles, 3 de febrero de 2010

Una nueva librería en Palma de Mallorca.

“La biblioteca de babel” es, además de un precioso cuento de Jorge Luis Borges, el nombre de una nueva librería de Palma de Mallorca que, además de libros, posee una cafetería y una vinoteca. Cuando me enteré de su existencia me dije: Anjanuca, eso tiene que ser el paraíso. Y esa misma tarde fui a hacer una visita.

La librería tiene un diseño precioso, el fondo literario es magnífico y, para colmo, las personas que te atienden son libreros no vendedores de libros. Qué más se puede pedir. Lo siento por estos pobres libreros pero me temo que en más de una ocasión van a tener que llamar a la Guardia Civil para poder sacarme del local. Y si no decidme vosotros qué harías si entraseis en un sitio como este.

En honor al nombre que han elegido para la librería en mi primera visita compré un libro de Borges: “El hacedor”, para regalar a una amiga que es una enamorada del escritor.

Hace unos días he vuelto a “La Biblioteca de Babel” acompañando a otra amiga que quería conocerla. Juro que antes de salir de casa me hice serio propósito de no comprar ningún libro (la mesa de “pendientes” que tengo en el salón está a rebosar) y, por eso, sólo metí en la cartera diez euros lo justito para tomar un par de cafés y coger el bus.

Llegamos las dos a la librería, sin prisa alguna, con toda la tarde para nosotras y los libros. Un ratito en la sección de literatura hispana, otro en la rusa, un poquito en la zona de poesía, paseíto por el género negro…. Y después de esta borrachera de felicidad a pasar por caja para pagar:

- “Pabellón nº 6 y otros cuentos” de Chéjov.

- “La señora del perrito y otros cuentos” de Chéjov.

- “El reino de las mujeres” de Chéjov.

- “La erótica del relato” selección de relatos de la nueva literatura argentina.

- “Lecturas no obligatorias. Prosas.” de Wislawa Szymborska.

Mierda, se me olvidó dejar la tarjeta en casa.

martes, 2 de febrero de 2010

El loco de la vía - Rafael Amor



El loco de la vía vivía por donde corría con monotonía el tren a horario,
con atraso, pero todos los días.
Tenía una casa barata, chata, además de lata, techo que había hecho
con esos desechos que se encuentra a gatas, en la precaria orilla ferroviaria.
Tenía un perro puntiagudo, con alma de felpudo, que siempre estaba echado,
como entre dormido, parecía cansado con solo un ladrido.

Con un grillo minúsculo atornillaba crepúsculos
y en el barro violeta de la quieta cuneta,
una luna roja de sangre se le antoja la luz de la barrera.
El loco de la vía abría a las mañanas una ventana nueva
con cortinas finas de estrellas vespertinas
y en el humo alargado de su fuego gastado se elevaba y ondeaba
una blanca bandera más alta y más grata que la del guardabarreras.

Tenían una mirada suburbana entre verde y cansada
y aunque veía parecía que ya no mirara
o que no le importaba todo lo que había.
Una voz de vino, amarga que a muchos les dolía,
y cuando el tren pasaba con su marcha cansina, rutina encadenada,
él no decía nada, pero, se sonreía, y molestaba, claro al oficinista
que desviaba la vista con el sentido práctico de los burocráticos
que viven de rodillas tras la ventanillas
y que creen sólo en las cosas que están en las planillas.

A la señora beata santa mojigata con alma de rosario y de pecado diario
que con recogimiento y arrepentimiento de confesionario
siempre se escondía del loco de la vía, claro, como no pedía...
¡ah! si hubiera ido por la sacristía,
si hubiera sido como los demás que lamían consuelos no le molestaría,
y hasta pagaría con una limosna la paz en el cielo.

Al señor pudoroso, serio, moralista, ese que da el asiento correcto,
educado que por las noches vive en el mareo loco devaneo
de plumas de coristas y un amor pagado,
al pseudo inteligente con cara de valiente, de duro intransigente,
que se cree reformista, que cuando lo veía, al lado de la vía,
al sol sin la camisa, desafiar al mundo con su risa,
comprendía que él, también iba en el tren, el de todos los días.

Al político retórico, crítico porque no lo votaba el loco de la vía,
y a los vendedores y a los prestamistas porque no compraba y no se vendía,
a los poderosos porque era orgulloso,
a los desgraciados porque no era esclavo,
a la hipocresía porque no creía y a los mansos porque se comprometía,
claro, les molestaba porque aún callado, nunca se callaba,
es que era un mal ejemplo el loco de la vía, había que aplastarlo,
borrarlo, desterrarlo, no vaya a ser que un día quieran imitarlo,
es un enemigo, vive al sol, no es mendigo y hasta, a veces, canta,
es un subversivo...; y vinieron veinte carros de asalto,
cuatro de explosivos, un camión de la perrera,
un destornillador para aflojar los grillos, máscaras antigases,
carros autobombas, sesenta mil mangueras
para aplacar el humo blanco de su blanca bandera.

Le aplastaron la casa barata y chata,
le expropiaron al perro puntiagudo con alma de felpudo.
El loco de la vía reía todavía, y gritó libertad, con su voz que dolía,
–éste ya está en la lista– dijo el oficinista,
y la santa señora en un avemaría pasaba la alcancía,
el señor circunspecto miraba muy correcto,
los hipócritas se compadecían,
el político crítico con sentido analítico dijo que era anárquico,
que su fin era típico; los poderosos repetían con gozo: es un ejemplo claro;
la libertad no existe, decían los esclavos,
y los mansos con quietud de remanso rezaban
y un curita les decía: arrodillados hijos, siempre arrodillados, hijos.

Y así se lo llevaron al loco de la vía.
Y en su lugar de lata de lunas escarlatas,
con ventanas nuevas todas las mañanas,
con cortinas finas de estrellas vespertinas,
picotean el crepúsculo de algún grillo minúsculo
unas cuantas gallinas.