sábado, 28 de febrero de 2009

Meses y días.

30 días tiene noviembre,
con abril, junio y septiembre.
Los demás tienen 31
menos febreruco, el tocho,
que tiene 28.


Así aprendí los días que tiene cada mes del año. ¿Y vosotros?

jueves, 12 de febrero de 2009

Manías.

Mi amiga Carmen me ha dejado un comentario pidiéndome que me pase por su casa porque tengo un regalito esperándome. Y, como me encantan los regalos...pues he ido a recogerlo con mucha ilusión.

Pero, ¡Ah, Carmen! ¡Qué pillina que eres! Esto no es un regalo, tú lo que quieres es que confiese mis intimidades ;)

Lo que quiere saber Carmen es si tengo manías o rarezas y que cuente siete de ellas. Lo cierto es que tengo muchas manías y que "rarita" si que soy ¡gracias a Dios!. Como este rinconcito guarda básicamente cosas relacionadas con mis lecturas, he pensado que me voy a centrar en mis manías a la hora de leer. De la otras no pienso decir ni "pio". Pues ahí van siete:

1.- No puedo abrir las páginas del libro del todo, estirando las páginas a tope. Me parece que le hago daño.

2.- Nunca doblo una esquina de la página para señalar por dónde voy. Lo considero delito y debería de estar registrado en el Código Penal. ¿Para qué están los puntos de libro?

3.- No pinto, subrayo, anoto en los márgenes.... ¿Qué os parecería si cuando alguien os da su teléfono os lo escribiese en la frente o en la mano para que no se os olvide? Pues eso.

4.- Antes de empezar un libro busco detenidamente el punto de libro que quiero usar para marcar la lectura. No llevamos el mismo vestido para ir a tomar un café que para un funeral. ¿no?

5.- Cuando compro un libro no acepto la bolsa asquerosa de plástico que me ofrecen para llevármelo. Tengo la sensación de que le ahogo. Lo llevo en la mano, abrazado contra mi pecho.

6.- Cuando llego a casa con un nuevo libro lo primero que hago es estampar mi ex-libris, poner el año de la compra y si tienen esa horrile faja exterior con críticas tirarla a la basura.

7.- Siempre dejo entre las páginas el ticket de compra. Es muy gracioso, pasados los años, ver lo que me costó. Si el ticket es de varios libros, lo cual sucede casi siempre, conservo la etiqueta del precio en cada uno de ellos.

Ya ves Carmen, tengo mis "rarezas". Que conste que tengo muchas más pero tampoco es cosa de contarlo todo de golpe. Que luego sabéis más que yo :)

¡Madre mía! ¡A saber qué vaís a pensar de mí a partir de ahora! Sed clementes por favor.

lunes, 9 de febrero de 2009

Momentos.

Hace frío. Dicen los mayores que no recordaban un invierno tan crudo como este. Al atardecer comienza a caer esa helada que por la mañana ha vestido de blanco los campos.

Me gusta esta hora en la que todas las tardes mi padre entra en casa con un cesto lleno de leña para encender la chimenea que nos calienta con su fuego y convierte la casa en más hogar.

Estamos sentados los tres, mamá, papá y yo, cada uno con nuestro libro. Compartiendo el silencio, en compañía. Papá lee los "Poemas del mar" de Pick, mamá "La ciencia y la Vida" unas conversaciones entre Jose Luis Sampedro y el Doctor Valentín Fuster, y yo "Espejos" de Eduardo Galeano. Sólo se oye el crepitar de las llamas y el aviso de que una página se ha terminado y da paso a otra.

A mamá le está gustando tanto su libro que me le ha regalado con la promesa de que cuando le acabe le comentemos juntas. En cuanto a papá, no cabe duda de que está disfrutando con el suyo. De vez en cuando nos hace parar para que le prestemos atención diciendo "escuchad, ya veréis que bonito" y nos lee alguno de los poemas.

Intento hacer un esfuerzo, despacito, con cuidado, para pasar la página con mi mano derecha pero a veces ese gesto tan sencillo hace que los tendones de mi mano se tensen y me da un calambre. Siento dos miradas silenciosas dirigiéndose a mi, una pausa en las lecturas para ver si estoy bien. Los miro, no dicen nada, me dedican una sonrisa y siguen disfrutando de sus libros.

Esas dos discretas miradas me llevan a cerrar por un momento mi libro y a pensar. Es curioso, se suele decir que en esta vida no hay nada seguro. No es cierto. En mi vida si hay algo que es seguro: el amor que mis padres sienten por mí.

Vuelvo a abrir mi libro y sigo disfrutando de este momento.

Hace frío, mucho frío, los viejos del lugar no recuerdan un invierno tan crudo. Y yo estoy tan cálidamente arropada...